„Amaba el mar por razones profundas: por la apetencia de reposo propia del artista sometido a un arduo trabajo, que ante la exigente pluralidad del mundo fenoménico anhela cobijarse en el seno de lo simple en inmenso, y también por una propensión ilícita -diametralmente opuesta a su tarea y, por eso mismo, seductora- hacia lo inarticulado, inconmensurable y eterno: hacia la nada.“
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